El Médico Ocupacional: un Intermediario Neto
Antes de…
Hace unos años recibía en la oficina a un trabajador que venía presentando múltiple descanso médico por una enfermedad crónica de fondo, que aparentemente era empeorada por el trabajo.
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Dicho trabajador varón de 52 años, había sido mandado a mi despacho por su jefe directo y al mismo tiempo por recursos humanos, para que sea evaluado por mi persona y con ello, poder determinar el mejor manejo del caso, sin embargo, mi impresión y “sexto sentido” de médico ocupacional (que se adquiere definitivamente con la experiencia), me decía que la intención final de la empresa era dispensar de sus servicios tomando como argumento el aspecto médico del trabajador.
Durante…
Al evaluar al trabajador y conversar con él por un buen periodo de tiempo, siempre mirándolo a los ojos y con los cinco sentidos puestos sobre su caso, pude notar que efectivamente se trataba de una enfermedad crónico degenerativa que estaba experimentando un deficiente control, lo cual generaba malestar en el trabajador, molestias y ansiedad, hecho que motivaba a su médico de cabecera, a emitir constantes descansos médicos.
El trabajador repetidamente decía “tan solo pido que no se me programen turnos nocturnos doctor, nada más, eso me complica, yo quiero trabajar”…
Finalizó la entrevista y ya tenía muy claro el caso; ahora tocaba informar a los interesados.
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Haciendo un análisis más exhaustivo del tema, podemos mencionar que detrás de la aplicación o eventual uso de condiciones médicas limitantes, existen varias gestiones a tener en cuenta, siendo la principal el hecho de que el médico ocupacional conozca al detalle los factores de riesgo de cada puesto de trabajo y valore las consecuencias de que una persona realice una labor bajo determinada condición médica. Por otro lado, es necesario que el médico ocupacional tenga conocimiento del ambiente de trabajo que rodea a determinado puesto de trabajo ya que este también influirá en el desempeño del trabajador.
Asimismo, es determinante que el profesional de la salud conozca muy bien la normativa legal vigente relacionada al rubro de la empresa (la cual es muy limitada en nuestro país, salvo la mencionada anteriormente referente a la minería o la que existe en relación a conductores) y por último, el médico debe estar muy bien documentado con medicina basada en evidencias, la cual también resulta absolutamente limitada en Perú.
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Por todo lo antes mencionado, consideramos que en general no es adecuado implementar o aplicar condiciones médicas limitantes o criterios de aptitud médica, a los trabajadores que son sometidos a un examen médico ocupacional, ya que limitan a las personas a poder trabajar y con ello poder sustentar a sus familias, más aun si tenemos en consideración que el derecho al trabajo es un derecho constitucional y que un principio de la salud ocupacional es adaptar el puesto del trabajador al trabajo y no viceversa. Cada caso debe ser evaluado de manera particular por el médico ocupacional de la empresa, quien debe aplicar su criterio médico basado en la ciencia, en el principio de prevención detallado en la Ley 29783 (Ley de seguridad y salud en el trabajo – título I) y en la normativa legal, cuando esta exista.
Gestionando el tema de esta manera, se actúa sin faltar a la ética médica, se actúa aplicando el “primum non noscere” (principio médico en latín que significa “primero no hacer daño”) y finalmente, se evita futuros problemas legales para el mismo médico y/o para la empresa.
Intermediación Neta
La situación expuesta de manera suscinta, es una clara muestra del papel de Intermediario Neto que juega el médico ocupacional dentro de las empresas. Por un lado, estando frente a los trabajadores evaluando siempre sus casos como cualquier médico que tienen como fin último el paciente y siempre va buscar su bienestar; pero por otro lado, estando frente a las jefaturas y gerencias que personifican a la empresa y que evidentemente van a tener un criterio más alineado con los intereses de la empresa, porque para eso los han contratado dicho sea de paso.
- De cara a los trabajadores, el médico ocupacional debe gozar de un respeto ganado en base a la objetividad mostrada en la evaluación de cada caso, trabajo de campo y preocupación evidente por la salud de los trabajadores, además de la inherente empatía que siempre debe transmitir. E l médico ocupacional jamás debe mostrar que la empresa es la prioridad, lo cual en honor a la verdad “es el deber ser”; muy por el contrario, tal cual lo detallan los preceptos de la profesión médica, el fin siempre debe ser siempre el paciente, su bienestar, su recuperación, su calidad de vida y la adaptación del trabajo al trabajador (dogma de la ergonomía por cierto). Si el médico no tiene ese respeto, no goza de esa buena reputación dentro del grupo de trabajadores, ellos no van a tener apertura con el médico y por ende, todo se torna cuesta arriba.
- De cara a las jefaturas y gerencias, el médico ocupacional debe tener una muy buena reputación técnica y buenos antecedentes de haber manejado los casos médicos de la mejor manera, es decir, que este lado de la moneda perciba que el médico nunca pierde su lado humano y profesional, pero siempre también anda mirando los intereses de la empresa, sea en el corto plazo o en el mediano y largo plazo (temas legales del futuro), tratando en la medida de lo posible, que ninguna parte sea afectada sobre manera.
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Esta intermediación neta del médico ocupacional, no es algo para nada fácil definitivamente, es una cuestión que se gana con el tiempo, con la experiencia, con el conocimiento de muchos rubros y evidentemente siempre, con las competencias técnicas que el puesto requiere. Cada caso es un mundo diferente y debe ser valorado por el médico, por ende, como único en el contexto de la organización. En mi experiencia, cuando esto se hace bien, la gran mayoría de las veces termina siendo un “win-win” (ganar-ganar) para ambas partes, no obstante, cuando sea imposible ello, el médico siempre debe quedar parado exactamente en medio de ambos, con la ciencia y normativa como estandartes.
Las empresas pueden y deben aprovechar el hecho de tener un médico ocupacional en la organización, porque como menciono en todas mis líneas, su labor de intermediación puede ser usada en muchos contextos y esto puede ser muy provechoso para la compañía, sobretodo en organizaciones donde las relaciones laborales o el clima laboral se tornan ásperos.
Del otro lado, los médicos ocupacionales jamás debemos olvidar nuestra labor de intermediación en la organización; esa labor debe quedar plasmada en cómo evaluamos al trabajador, cómo comunicamos, cómo escribimos un correo, cómo presentamos el caso y qué alternativas planteamos para el mejor manejo conjunto de la situación.
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